jueves, 28 de noviembre de 2013

JARDÍN DE OTTI

Mordiste la fruta madura,
la manzana roja que enero
mecía entre las flores de almendro.

Aún desconocías
que todo era posible
en los jardines de Otti
y mirabas con asombro
la nacida del sol
enredada en su pelo.

Cautivado por el canto
del mirlo
sentiste morir, y
todos los deseos se anidaron
en un solo grito:
un bramido de tierra descarnada,
rota, hecha pedazos…
que horadaste
sin más auxilio
que la luz de sus ojos.



                                               Mª Jesús Campos


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